Hola a todas y todos; yo soy Luisa Montes, radico en la bellísima Cuernavaca y agradezco la oportunidad de compartir en este blog mi andar por el camino de la sustentabilidad, he tomado la decisión de informarme y formarme respecto de la conducta sustentable, en el campo educativo es necesario atender el eje transversal de la educación para la sustentabilidad, pero especialmente para acompañar a otros y a uno mismo en el camino que nos lleve al bienestar común que puede llamarse felicidad... estoy convencida de que la felicidad puede aprenderse, y por lo tanto, puede enseñarse, ese el el lugar que los maestros debemos tomar como propio.; así que... nada mejor que un blog para acompañarnos en este camino que nos es común

Felicidad Sustentable. Mis primeros pasos
Conducta sustentable era para mí un término lejano, su significado me resultaba por supuesto interesante pero me sentía distante, ignorante, poco significativa.

Un día, aparece ante mis ojos como una traviesa mariposa revoloteando cerca de mis manos; en un principio pensé que se alejaría en busca de un lugar más seguro y confiable, pero no, se posó justo sobre mis hombros y me invitó a acercarme.

Decidí tomar el reto y sumarme a un equipo con experiencia y disposición a compartir sus logros, una puerta se abrió y entonces di un paso, luego otro, luego descubrí que la sustentabilidad es una invitación al cambio, a la toma de conciencia personal en primer término; encontré que el camino es fascinante, que en realidad muchas cosas en mi práctica cotidiana son útiles en el cuidado de los recursos, que muchas de mis acciones son sustentables, encontré que no soy ajena, que si quiero puedo sumar mi fuerza y mi voluntad, así comencé a mirar con otra mirada todo cuanto me rodea, a escuchar con oídos distintos y el ruido se volvió sonido, a degustar con otro gusto y valorar nuevos sabores, a tocar con un tacto más sensible y más cercano a las cosas vivas, a percibir aromas, a oler el olor de la vida nueva que resurge cada día.

Entonces comprendí que es posible, no siempre es fácil, pero es posible, hay un deseo interior en cada persona que muchas veces ignoramos, pero nos habita, es parte innata, natural, amorosa, tangible y también intangible. Entonces fui capaz de percibir las manos de otros tomando las mías, maestros, estudiantes, compañeros de trabajo, expertos, aficionados, investigadores, jóvenes, viejos, hombres, mujeres, niños, niñas, verdes, rojos, amarillos, plantas, animales, aire, agua, tierra, viento, frío, calor… era la vida, es la vida, la naturaleza a la que pertenecemos


Hay una transformación inherente a este proceso, se tratad el aprendizaje a partir del intercambio de experiencias de aprendizaje, positivas o no, pero siempre de aprendizaje, en la transformación como en toda metamorfosis hay un proceso que a veces duele, que pone en riesgo lo que se tenía sin garantizar lo que puede llegar a tenerse, la ventaja es que siempre implica un cambio de lugar y eso, definitivamente ya es ganancia.

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